El color se manifiesta como un proceso físico a partir de rayos luminosos que producen sensaciones que impresionan a los órganos visuales en función de la longitud de las ondas, las cuales son reflejadas y absorbidas por los cuerpos.
La percepción del color varía según la cantidad de luz del ambiente, la distancia a la cual se encuentra el objeto y la textura o composición de este. Este fenómeno físico, asociado a las infinitas combinaciones de la luz, permite a las personas diferenciar los objetos con mayor precisión, e interpretarlos como colores. El ojo humano sólo percibe el color cuando la iluminación es abundante. Se calcula que podemos ver entre
100.000 y un millón de colores distintos. A lo largo de su historia, el ser humano ha inventado pigmentos, ha descubierto o ensayado estructuras cromáticas y ha aprendido algo sobre la física o la fisiología del color, todo ello con el fin de distinguirlos y representarlos. Con ese mismo fin ha inventado palabras, nombres para sus matices, basados en códigos de comunicación que expresan el origen y el contexto de
sus experiencias, algunas universales, otras circunscritas a un territorio y una cultura; todas, profundamente enraizadas desde su infancia en sus lenguajes y pensamientos.
Existen diferencias en la concepción del color entre las culturas originarias. Por ejemplo, para el pueblo mapuche el color verde es un color primario y no secundario como lo concebimos nosotros (como una derivación de la mezcla de los pigmentos puros o “primarios” del amarillo y el azul). La cultura mapuche lo define como un color primordial en su medio ambiente, donde dicho color no es la resultante de
mezcla de pigmentos o una simple denominación, sino una síntesis de significados que obligan a considerarlos para su comprensión. Asimismo, en la cultura mapuche se designa con el mismo término al color blanco y a la luz: lig. Por otro lado, el termino kuri designa al color negro y a la ausencia de
luz (la oscuridad).
La significación de cualquier color debe relacionarse con la totalidad de estos, si se quiere obtener su sentido preciso. Para esta cultura, el color resultante en sus tejidos es una combinacion de elementos naturales (plantas, hojas, flores, cortezas, musgos, tierras) que no entran en la categoría de los “pigmentos” (como nosotros concebimos los colores).
Ellos realizan sus colores a partir de la combinación de esos elementos y su cocción, dando un resultado de color, que además varía ya que depende de un proceso natural sujeto a cambios naturales. El tinte de una planta variará según la epoca del año, cómo se manifiesta cada estación (clima lluvioso o seco), el punto geográfico, la naturaleza del suelo, etc. Semánticamente, los colores se organizan a partir de un
doble sentido. Por un lado, por medio de su afinidad formal; por el otro, en base a sus connotaciones. Los colores son símbolos e indicadores de diferentes planos en la vida de los mapuche: connotan posiciones y estados políticos, sociales o económicos, como también ontológicos (humanos, míticos, etc.), en relación con el tipo de representación icónica en que se encuentran contenidos y en la vestimenta a la que fueron aplicados. El sentido de cada color es único, ya que depende exclusivamente del contexto y ámbito al que se asocie.