Las longitudes de onda de la luz visible son medidas en nanómetros. Diferentes “colores” de luz ocupan diferentes longitudes de onda. La luz se propaga en ondas cuya longitud varía entre 380 y 740 nm. Dependiendo de su longitud, produce distintas sensaciones en nuestra percepción: las longitudes más cortas se perciben como azul y violeta, y las más largas como naranjo o rojo. Un típico ojo humano responderá a longitudes de ondas de 390 a 750 nm, aunque algunas personas pueden percibir longitudes de onda fuera de este rango
El territorio mapuche o Wallmapu que abarca nuestro estudio, se ubica entre los 37º sur y los 43°6’ sur, territorio cuyo espectro lumínico está sujeto a una fuerte variación de la luz según las estaciones del año, y la producción de colores depende rigurosamente de esa variación: entre invierno y primavera se obtienen mayormente colores entre los 550 y 650 nm, con predominio de tintes verdes, amarillos y naranjas. En verano, cuando aparecen los frutos como componente principal en el proceso de obtención del tinte, el rango espectral va desde los 380 a los 480 nm, dominando los colores azules y
violetas, pero con escasa diversidad y difíciles de obtener. El otoño, con un rango de 650 a 750 nm trae los colores naranjas y rojos, también difíciles de obtener
El color, entonces, brota esencialmente de la naturaleza: el teñido y los colores más dificiles de obtener se ubican entre los rangos de 380 a 400 nm, y entre 650 y 700 nm; en el rango entre los 550 y 650 nm se despliega la gama de los colores cotidianos, representada por los verdes y amarillos de la vegetación. Los colores obtenidos, por lo tanto, dependerán de la latitud geográfica, de los factores estacionales y del hábitat ecológico; factores que determinan particularmente en cada territorio la fórmula de elaboración, obtención, variedad y, finalmente, el significado del color.
